domingo, 11 de mayo de 2008

Madrid, 6 de diciembre de 2001

Visconti: “La actividad creativa es la obra del hombre que vive entre dos hombres.”
La actividad creativa, señor Jurado, la actividad creativa. ¿Cómo la llamamos? Algo tan privado, ¿no te parece?
Recuerdo infinitos traslados, pero este último ha sido especialmente cansado. Los trastos se amontonaban junto a la puerta, donde los trasladaba para poder seguir durmiendo tranquila hasta dejar la casa; si no, la habitación parecía el territorio de un cincuentón embargado lamentándose. Pero ahora ya estoy aquí. Te escribo. Para seguir entre dos hombres, para quitar las telarañas que fabrica la alienante vida trabajadora, ésa que nos habían prometido sinónimo de libertad cuando se peleaba uno con el padre, esa al fin tranquila mujer que miraba el paisaje urbano de soslayo en otro intento de olvidar la esclavitud. Y seguir entre dos hombres, como algunos nos despertamos, qué sé yo, Francisco, la actividad creativa. Ahora ya estoy aquí. Hoy ví tanta gente ante mí que incluso un antiguo compañero de clase vino, pero no le conoces. Era del año anterior a conocernos, cuando yo me había intentado meter en el mundo de los ordenadores y el trabajo en equipo, claro, ya sabes, fracasada de nuevo, pero no perdamos el hilo: también un compañero de clase. Era cuando yo estaba recién llegada a Madrid, antes de irme para volver (qué gran idea) cuatro años más tarde, y de seis en seis escuchábamos de pie cómo pueden unirse las imágenes y así, ¿sabes?, se recuerda. Que casi todo es lo mismo también es inventárselo un poco, pues te recuerdas con lo que ya has aprendido con traslados, más traslados, pero ahora ya estoy aquí, y estoy intentando ver qué tal se vive entre tres hombres.

Inés Plasencia Camps

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