jueves, 12 de junio de 2008

Madrid 10 de agosto de 2008


Salí también. Me escapé de la luz medieval y mucho. No escribo porque no pienso, porque no puedo continuar encerrado en una sola ciudad. Ahora lo intento pero apesto a polvo mordido. Aun lo intento.
Salí de Madrid y otra vez lo sentí y encontré una nubecilla de lana y dentro un pajar de sangre, un dónde estás de música y presumida distancia, una memoria obscena, celosa, propensa al aniquilamiento, arriesgada, poco contenida, afectuosamente lasciva y brutalmente tan moderada que bajo esa mezcla de caparazón de águila y sueño de enjambre es capaz de llevar su pasión hasta lastimar cualquier transparencia del cielo. Salí sin importarme siquiera la existencia de una pareja fiel o de aquel que su ausencia tantas veces exige sometimiento. Claro está.

Y ahora dime si es inútil, no lo sé, ¿tú que piensas?, crearme límites poco conocidos para mí, nada silenciosos, que lo único que logran es llegarse a encontrar uno mismo que obliga olvidar aquel perfume de aliento oliva y sabrosa carne que ahora aprieto.

Lamentablemente volví y en esta ciudad no son así. Solo algunas me alegra y me descubre, pero aún así quiero distraer la arrogancia infantil, a las que aúllan nada convincentes, monaguillas de piedra, elocuentes fingidoras, cordiales y torpes, de grandes discursos, de mirada ajada. Desnudas después de inocente envidia. De palabras que sudan desahuciadas y que ríen tan fuerte que el acre se arranca el aire que desea.
Aquí estoy y felizmente no todo estímulo logran amputar algunas, insisto, solo algunas. Muchas alegres son, pero la ira arruga la piel de cada palabra. El recuerdo la empapa. El tiempo la enamora y la distancia la lanza atada a mi culpa.
Luego te contaré con insistencia de qué te quiero armar. Ahora no, no me apetece. Un beso.

Francisco Jurado Chueca

3 comentarios:

Anónimo dijo...

amigo,

eres un poeta. me encanta tu segundo párrafo, fuerte y arriesgado.

hasta siempre

Obi

ktus dijo...

con este poema me identifico... hace algún tiempo me sentí igual, a veces quieres huir, reniegas de lo q sientes, pero al final el enfado se va y prevalece lo que no puedes ocultar por esa persona..

Anónimo dijo...

Escribes tan bien que da hasta miedo...